29 de septiembre de 2006

Hombre lobo

Luna
Oh! luna, inspiración de poetas.
Por qué a mi no me quieres y me desprecias.
Por qué anudas mi alma y desatas mi fiera.
No eres blanca, luna, ¡eres negra!
...
Cuando tu corazón de luz se llena,
todo mi cuerpo se desespera.
Siento dolor en mis entrañas.
Siento algo dentro que me quema.
La rabia enloquece
y el lobo despierta:
...
_Te aúllo mi reina.
Tu humilde servidor
ante ti se presenta.
Tus deseos color rojo
serán hoy mi única meta.
...
La calle está desnuda.
Las farolas no alumbran.
No encuentro ninguna presa,
¡y mi ama ansiosa espera!
...
¡¡Detrás!!
¡Salta y parece que vuela!
Las uñas de lobo le desgarran como a una tela.
El cuerpo tendido en el suelo
parece que yace sobre una hoguera.
...
_Mi luna, oh! mi reina.
Seguro que hoy estarás contenta.
Te traigo un corazón vivo
para tu fría alma eterna.
...

28 de septiembre de 2006

El hombre es un lobo para el hombre

Plauto decía hace más de 2000 años Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit. Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro.

Thomas Hobbes lo resume en Homo homini Lupus. El hombre es un lobo para el hombre.

Francis Bacon; Institiae debetur quod homo homini sit deus non lupus. A la justicia es debido que el hombre sea un dios para el hombre y no un lobo.

A veces me he preguntado por qué los lobos han sido siempre la encarnación del Mal absoluto, cuando lo único que han hecho es buscarse la vida de la única manera que saben hacerlo. Los cientos de refranes, sentencias y dichos sobre el lobo son, en realidad, ajustes de cuentas del hombre con su conciencia: Muchos que parecen corderos, son lobos carniceros. Quien con lobos anda a aullar aprende. Asno de muchos, los lobos se lo comen. Hazte cordero y te comerán los lobos. Ý en realidad no hay nada más romántico que un lobo aullando a la luna.

El hombre es egoista por naturaleza... ... o más bien romántico por naturaleza. Con el romanticismo se busca la satisfacción propia. No se siente cualquiera feliz cuando le susurran un "te quiero" al oído, cuando encuentra una nota escondida en su bolsillo... cuando le llevan a la playa en la noche y se siente criatura del agua... ¿No es genial que te canten tres chicos en el coche a la puerta de casa un: "Joanna... I love you...", qué más da que sean gays!... te harán sentir única. El romanticismo es inherente al hombre, está más comprobado que su supuesta naturaleza de lobo. Ojalá tuviera la nobleza de este animal, su respeto por la vida... ¡o su bonito abrigo de piel! Envidioso seguro que también lo es por naturaleza. Y no puede más que robarle su vestido para lucirlo falsamente en invierno.

Por eso ahora que hemos exterminado al lobo de la península ibérica perderemos la noción de la realidad que tenemos de él. Será el mito del cuento de caperucita mezclada con la triste imagen del lobo del zoo (mientras dure)

26 de septiembre de 2006

KT

Her face is a map of the world
is a map of the world.
You can see she's a beautiful girl,
she's a beautiful girl
And everything around her is a silver pool of light
The people who surround her feel the benefit of it
It makes you calm
She holds you captivated in her palm.
Suddenly I see this is what I wanna be.
Suddenly I see ...
Why the hell it means so much to me?
I feel like walking the world,
like walking the world.
You can hear she's a beautiful girl,
she's a beautiful girl.
She fills up every corner like she's born in black and white.
Makes you feel warmer when you're trying to remember
what you heard.
She likes to leave you hanging on her word.
Suddenly I see this is what I wanna be
Suddenly I see...
Why the hell it means so much to me?
And she's taller than most
And she's looking at me
I can see her eyes looking from a page in a magazine
Oh! she makes me feel like I could be a tower,
a big strong tower.
She got the power to be,
the power to give,
the power to see
(...)

21 de septiembre de 2006

Otro día de insomnio

Tic, tac... tic, tac...
Cuando me voy a acostar me da la impresión de que todo el pueblo ya duerme. Sólo se escuchan los ronquidos de mi despertador.

Tic, tac... tic, tac...
Los fines de semana lo meto en el cajón. A él no le importa! De hecho también se despierta con el primer rayo de sol que entra po ese hueco de mi ventana, ¡igual que yo!. Per entre semana tengo que soportarlo a cambio de que me despierte a la hora. También escucho el Talgo de las 12,... el de la 1,... a veces el de las 2 y alguna vez, a las 3, ya no escucho ninguno...

Hoy además suena la lavadora trabajando incansable al otro lado de la casa y sin embargo el señor que duerme al otro lado de este tabique verde esta noche no tose.

Estoy un poco cansada de este insomnio. Sé que no es nada importante! A penas una hora o poco más!. Me lo han dicho los expertos más sabios del reino y los grandes estudiosos del tema... pero... yo estaba acostumbrada a meter un pie en la cama y quedarme frita al instante. ¿Qué pasa?. Que miles de imágenes vienen a activar mi cabeza cuando ésta quiere descansar!!! Cosas que han pasado en el día, en la semana... montones de cosas que quedan por hacer y que no hago porque... ¡no tengo tiempo!... Dios mio!!! lo he dicho!!! qué he hecho!!! Empiezo a perder mis principios! y ¿qué es una persona cuando comienza a romper sus principios? ESA-ERA-UNA-FRASE-PROHIBIDA!! (como la de "uno de estos días"... que suele ser la continuación de, "lo haré mañana")

A veces consigo meterme en una historia divertida,... bueno, la verdad es que siempre duermo en la panza de un dragón. Desde dentro se ven las escamas de su cuerpo y hace mucho frío a pesar de ser una criatura que echa fuego por la boca. Algunos dicen que sólo es la textura de la luz de mi mesilla que proyecta esas luces y sombras con forma de escamas por las paredes y que el frío es porque me empeño en dormir con la ventana abierta por la noche... Bueno, "tienen una forma limitada y poco creativa de abordar la realidad". A mi dragón no le hace mucha gracia que lo ignoren así, en fin... ...

Tic, tac,... tic, tac... Ay!, pensaba que ya estaba dormida pero sigo aquí... ... trataré de pensar en alguna entrada interesante para mi blog... ... ... zzz ... zzz ... zzz ...

Percepciones de la realidad

" ¿Qué es lo que le ocurre al hombre con la edad? ¿Por qué todos quieren desvirtuar el amor privándolo de toda su gloria? ¿Por qué seguir llamándolo amor?...
(...)
Tenéis una manera limitada y poco creativa de abordar la realidad cuando la contáis como tal. Por supuesto hay gente que no comparte mis percepciones, lo cual es lógico. Cuando digo que todas las mujeres son bellezas deslumbrantes algunos lo niegan: "Esa tiene la nariz demasiado larga, esa otra las caderas estrechas y quizá los pechos de una tercera son muy pequeños..." Sin embargo yo veo a esas mujeres como realmente son; gloriosas, radiantes, espectaculares, ¡perfectas!. Porque mi vista no se limita al horizonte. Las mujeres reaccionan así de manera diferente. Saben que deseo sacar lo perfecto que hay en ellas, es entonces cuando no pueden evitar florecer y envolverme con su belleza.
(...)
¿Para qué vale la pena vivir?...
¿Para qué vale la pena morir?...
Por amor...
(...)
Me necesitáis para haceros una transfusión porque vuestra sangre se ha convertido en polvo y os obstruye el corazón. Vuestra necesidad de realidad de un mundo donde el amor se ha echado a perder os axfisiará hasta que no os quede ni una pizca de vida. Mi mundo perfecto no es menos real que el vuestro pero sólo en mi mundo podéis respirar...."

La imaginación

15 de septiembre de 2006

Tristes tardes de un otoño viejo


Adoraba las tortitas caseras con nata que preparaba la viejita de aquella pequeña cafetería de pueblo. lo que no soportaba era el momento en que la camarera retiraba el plato ya vacío y se veía obligada a posar sus sonrosadas y tiernas manos sobre las grandes zarpas de aquel hombre que esperaban palmas arriba sobre la mesa. Entonces él cerraba los rechonchos dedos como si fueran jaulas sobre su presa y ella sabía que no tenía escapatoria. Trataba siempre de recordar el dulce sabor del postre que aún tenía en boca para soportar el resto de la velada pero en ocasiones hasta esa dulzura se convertía en unas náuseas horribles. No sabía si lo mejor era tratar de permanecer más tiempo en la cafetería agarrada de las manos o salir a pasear por el parque. No le importaba tanto que algún amigo le viera de la mano de aquel hombre gordo y mayor... como las frecuentes paradas a cada dos pasos para recibir uno de esos enormes abrazos de oso que la axfisiaban.
Nunca paraba de hablar. Parecía que no le importaba en absoluto lo que ella hiciera, pensara o sintiera, tan solo hablaba y hablaba,... su trabajo, su intransigente director con el que discutía a cada rato y se encontraba en pleitos y juicios, su nueva casa, su pesado vecino, ¡su mujer!... su triste mujer con la que nunca debió haberse casado... Conocía su vida como si fuera la suya propia, desde los problemas con hacienda hasta asuntos que no deberían salir de la vida íntima de su dormitorio. El caso de su mujer era comprensible porque desde luego no se podía encontrar ni un ápice de atracción en aquella cara de desesperación, en aquel cuerpo deseoso de deseo... en aquellas manos de orco...
Su vida era triste.
Entonces frenaba el recorrido por el parque junto al árbol número 13, se giraba para observarla mejor, frente a frente, y tirando de la mano con la que la guiaba y a la vez cautivaba como en la torre mas alta del castillo, la iba acercando lentamente hacia su redondo cuerpo. Por la mente de ella pasaban infinidad de cosas pero trataba de concentrarse en la desdichada vida que acababa de escuchar y aceptaba con resignación (y la poca ternura que le causaba) el áspero abrazo que le ofrecía el hombre. Con los enormes brazos la abarcaba entera.Su fino cuerpecillo de niña que todavía no hacía mas que insinuar sus futuras curvas desaparecía de pronto en un resoplar de hojas en aquel día de otoño. Podía entonces sentir allí dentro, desde su pecho, los escalofríos que se desataban en el mastodonte. Sabía que a su espalda había cerrado los ojos y se perdía en sus obscenos pensamientos mientras la agarraba fuertemente. Él imaginaba que la hacía suya y ella sentía volar su ingenuidad. El enorme músculo del corazón que latía siempre cansado de soportar aquellas carnes, se aceleraba. La respiración se dejaba escuchar cada vez más fuerte. Y los brazos, por su cuenta, trataban disimuladamente de rozar el cuerpo de la niña por todos los poros de la piel que se exitaban en él. De pronto se hacía consciente de la situación y con un pequeño temblor salía de su trance y la soltaba rápidamente. La pequeña no llegaba a comprender si aquello era realmente malo, tan solo trataba de liberar de su carcel al pobre elefante encadenado. Sentía que una sonrisa del hombre compensaba el sentirse mal un rato.
Al hombre comenzaba a no importarle nada más, y sus pensamientos caminaban ya tan deprisa que ni él llegaba a enterarse de lo que planeaba.
_El próximo día cambiaremos de lugar, ¿de acuerdo?. Estoy cansado de esta vieja cafetería y de sus tortitas de cartón... Conozco un sitio precioso para enseñarte que estoy seguro de que te encantará...

7 de septiembre de 2006

El pastelito de Liz

La pantalla de su ordenador llevaba un buen rato dormida con esa estúpida pelota de colores chocando contra las virtuales paredes de aquel recuadro negro. El teléfono chillaba incesante ante los hipnotizados ojos de Liz cuando como un enorme diplodocus sacado de una película, el jefe abrió la puerta del despacho, caminó aplastando con fuerza la moqueta y gritó junto a su oído:

_¡¡Despierte señorita!!

Con un pequeño salto en su silla y un grito asustado y contenido, Liz agarró el auricular con su mano derecha y se lo puso en la misma oreja que aún sentía la humedad del asqueroso aliento de aquel hombre. Al otro lado del aparato se cansaron de esperar en ese preciso momento pero Liz, al observar la penetrante mirada de desaprobación de su jefe, inició una conversación absurda cuya única respuesta era “tú tú – tú tú – tú tú”.

_¿El pedido?. Sí, pero ya se lo había comunicado al encargado de su almacén ayer…. Oh!, claro no hay problema, … … aquí mismo tengo el informe y se lo puedo volver a repetir, por supuesto… … Espero que no sea nada grave lo de su compañero… claro, claro… …

Liz miraba de reojo a través de sus alargadas gafas de montura roja acabadas en punta. El imponente hombre y su desagradable cara desaparecieron con los mismos pesados pasos con los que había llegado hasta allí. Liz respiró, colgó el teléfono y movió el ratón para quitar de la pantalla la hipnotizadora bola de colores.

_”Esto me pasa por no desayunar _refunfuñaba entredientes _ya lo decía mi madre; “La comida más importante para rendir bien todo el día”.

Liz siempre llevaba su desayuno al trabajo porque en casa no le daba tiempo mas que a levantarse y arreglarse para salir. Tampoco era una chica demasiado coqueta pero ya le habían llamado la atención un par de veces por el tipo de ropa. La primera a los dos días de conseguir el trabajo. Aquella camisa con motivos de leopardo, ¡era lo más bonito de su armario!, según ella, y a la vez lo más inapropiado para pasar discreta en una oficina gris de columnas rojas.

Aque día Liz había olvidado su desayuno. Se levantó y caminó hacia el hall de la entrada donde había un par de máquinas de esas de sándwiches, bollos y refrescos. No le gustaba nada tener que recurrir a esa comida industrializada pero tenía que comer algo. En realidad lo que le encantaba era ver cómo el producto elegido, tan perfectamente sujeto por aquellos aros negros, se suicidaba ante el precipicio al pulsar el botón 24. Se quedaba mirando a través del cristal como giraban los hierros circulares y casi le parecía escuchar gritar al pastelito mientras caía a cámara lenta:

_¡¡¡NOOOOoooooooo…..!!! _hasta que su voz se apagaba cuando golpeaba el fondo de la máquina. Allí abajo era todo negro y si el pastelito no había muerto por la gran caída al acantilado, moriría de pena en el segundo en que respirara aquella espesa oscuridad. Todos los bollitos y sándwiches eran posibles víctimas ante el dedo inquisidor de Liz… Dudaba eternamente sobre qué número apretar. Cuando por fin había decidido qué quería tomar tenía otro gran dilema pues eran 3 los recuadros que contenían palmeritas. Entonces prefería no mirarles a los ojos y pensar sólo en el número, así no se sentía culpable. ¡El 34!, como su edad. La palmerita cayó al abismo y Liz se quedó mirándola en el fondo de la caja negra…. Ya nunca más volvería a subir. Los hierros negros sólo giran en un sentido y es el que hace caer todo, aunque en ocasiones alguno de los productos se quede aferrado a ellos por una de sus esquinas que son como manos… al final siempre llega un hombre gordo con ganas de comer, da un par de golpes a la máquina y el triste pastelito cae sin remedio… ¿En verdad no existirá otra salida por el otro lado de la máquina? ¿Por qué no tratarán los pastelitos de cambiar su Destino?...

5 de septiembre de 2006

Palabras















Violeta
Pistacho
Mora
Libélula
Medusa
Sueño
Cuento
Sirena
Camaleón
Girasol
Starfish
Pingüino
Cacahuete
Luna
Agridulce
Saltamontes
Arpegio
Agua
Escuincle
Vidrio
China
Canica
Cascabel
Nopal
Labio
Párpado
Pulpo
Dragón
Lazo
Laberinto
Sauce
Lágrima
Meñique
Muñeca
Sonajero
Cueva
Casiopea
Trazo
Gargantilla
Tortuga
Laud
Cinco
Musa
...