2 junio. 20:15 Sarasota, 02:15am en Madrid.

Me encantan las clases de figuración, de modelaje al natural. Comienza el tiempo y tienes tu lienzo en blanco. Comienzas por la cabeza, unos cuantos trazos te indican que ahí esta lo más alto. Luego tomas el color claro y vas creando la figura a grandes rasgos, buscando proporciones. Entonces delimitas con el oscuro los contornos de la silueta, siempre sombreando, nada mas. Estas concentrado en buscar los trazos perfectos, encontrar en tu lienzo la figura que se esconde tras el blanco.

Ahora llega la parte divertida, cuando parece que esta insinuándose la forma, lo emborronas todo con toda la palma de tu mano. Los pasteles ya se han grabado en el papel, no se irán pero se mezclan obteniendo asi una textura de color diferente, que no es ni el claro, ni el oscuro, ni el fondo del papel... A partir de ahí vuelves a dar los fondos oscuros marcando la forma y luego, nada mas tienes que encontrar la luz. Esta es la parte más difícil. Hay que dar el trazo, suave o fuerte, según la luz venga directa o sea más lejana y las partes oscuras dejarlas con esa mezcla que dejaste con la misma palma de tu mano...

No hay nada más, tú, ella y los movimientos de tus manos.

Solo hemos tenido dos clases. Estos son un par de ejemplos del primer día. La primera vez que hacía dibujo al natural. Me dijeron que había uno que había quedado bien, creo que será el de la derecha. La pose de la modelo era muy complicada pero preciosa. Cuando se apagan las luces y queda el foco que ilumina a la modelo todo se vuelve mágico. Todo queda en silencio y se escuchan murmullos de los pensamientos de todas las cabezas que allí pintan... Es un estado fuera de lo normal, es como si volaras!... como si volaras y fueras por el cielo pintando las nubes... pensando dónde queda mejor una... dónde queda mejor otra...

La clase de ayer casi la pierdo. Fui al supermercado porque pensaba que me sobraba tiempo. Todo por esta manía olvidadiza de no llevar reloj. Mira que pensé en traerlo!! Pero lo olvidé. Llegué a casa y ví que ya eran y diez. Salí corriendo con la bici y la puerta estaba ya cerrada. Cuando la puerta esta cerrada no se puede entrar. Aún así me quedé allí sentada en las escaleras, recostada sobre mis manos con mis lienzos entre las piernas... deseando con todas mis fueras que alguno de los profesores saliera. Y así fue!!, salió John y me vio. Le dije que había llegado tarde. Se sentó a mi lado y charlamos un rato, luego intentó abrir la puerta, miró a ambos lados y me dijo que entrara.

Creo que los de ayer son mejores que los del primer día.

La modelo era española! De Barcelona. Victoria. Me hizo tanta ilusión que fuera española que me emocioné hablando con ella. Cada descanso que hacíamos entre un dibujo y otro se ponía la bata y venía a hablar conmigo. Mientras tanto los alumnos se paseaban para observar los trabajos de los demás. Es bueno ver cómo dibujan los otros, pero a mi no me mola nada que vengan a ver el mío. Es lo que menos me gusta de la clase. En fin...

Ahora escribo en mi cuarto. Es un día de lluvia, el primer día de lluvia. No ha parado de llover ni un minuto. Hasta he podido ponerme los vaqueros y una camisa larga sin pasar calor. Veo un coche de policía a lo lejos. Para ser una ciudad tan solitaria y desértica, suenan demasiadas sirenas, casi todos los días. Nos han dicho que no vayamos a la zona del este porque es más peligrosa, el caso es que no sé qué zona es.

De España tengo pocas noticias, aunque importantes!. La peli de los cacahuetes ya no está en los Verdi... si no habéis ido a verla, mal mal, muy mal... pero estoy convencida de que volverá a salir. Aquí ya la conocen y mis amigos españoles me han dicho que la comprarán cuando lleguen a Madrid. Les encantó. Gracias al blog de Jaime y de Juanjo me entero de todo. (http://juanjopeanuts.blogspot.com/ http://jaimevaca.blogspot.com/)

En fin... todo va mejorando. Es decir, me voy haciendo a la idea de esta rara sensación americana, por llamarla de algún modo. Cada mañana siento que voy a despertar en casa pero no, sigo aquí. Así que me levanto, bebo un poco de zumo, agarro mi manzana y una pera y me voy para el estudio recuperando la sonrisa. Lo que sí que tengo claro es que se acabó el miedo. BIEEEEN!!!, jejjeje... debería decir eso de “ya soy mayorcita para esas cosas” pero no, todo lo que experimentes por primera vez es... eso! La primera vez!! Y da igual la edad que tengas. El caso es crecer. Ahora trabajo en la vergüenza. A ver si empiezo a hablar más... bueno, a hablar mejor, más bien. (Debo resultar algo así como una Adrien de los chicos de 5 de carrera de comunicación audiovisual, para estos americanos...)

Me voy por mi colada que está en la secadora.