15:00horas
Es sábado. Bendito sábado. No hay trabajos, sólo servicios y juego. Se oye el “lamento Boliviano” como cada día. El balón volando de lado a lado de la etapa. Sentada en las gradas observo la explanada de la 1ª etapa, no se mueve ni una ramita. Entre los árboles resaltan los colores de la ropa tendida. Se para la música y oigo el sonido del sábado a la tarde; gallinas, perros, un gallo,… siempre una taladradora, algún colectivo, voces de niños,… La luz pierde su fuerza en la manta de nubes que abriga el cielo. Luz oscura, sin sol, inunda el sábado…
Qué tranquilo, ¡por fín quedaron saciados, cada uno con 5 dibujos en las manos, el pecho, espalda, brazos… Les falta piel para pintarse! “Un tatuaje! Un tatuaje!”… En ese momento me recordaban a los niños de mi calle, a los chicos del grupo en el campamento. Claro,… son niños. Les siguen gustando las mismas cosas.
Antonio quiere que le pinte con una aguja. Está convencido de que quiere un tatuaje de verdad. Yo le digo que no puedo hacer eso y me dice “Tú pinchas con la aguja y luego pintas encima” … y además lo dice todo convencido. Suerte que me traje la henna, le haré un dibujo con ella a ver si le gusta!
Cuatro pájaros en procesión suben, voltean, se esconden tras el mismo árbol de donde sale una preciosa mariposa planeando… roja, roja!! Los agudos gritos de de Guillermo llevan la batuta entre todos los sonidos.
Sube un chico de la 1ª, descalzo, caminando pies adentro. Pantalón corto y una enorme chaqueta militar verde botella,… ¡es Juanjillo!. Lleva en su mano una cuerda, sube las gradas, observa y se va, sin olvidar antes dirigir un saludo y una linda sonrisa hacia acá. Dos chicos más, nunca recuerdo su nombre pero siempre me saludan. Todavía no miraron y ya están silbando para captar la atención.
La gallina de la 1ª etapa se pasea bajo la ropa mojada. No sé cómo no se aburre de dar vueltas y vueltas. A mi izquierda la huerta duerme como siempre. Espera ser peinada, regada, vestida,… muy coqueta ella. Y es que es preciosa!. Ayer Juan y los chicos arreglaron el lavadero. El agua caía por el canal roto y la iba a dañar!
Ya regresa Juanjillo a su etapa. Vuelve bailando, arrastrando su cuerda. De espaldas es solo una chaqueta con patitas. Creo que volvió con un trozo de pan en la otra mano.
Esa bici de ahí delante debe llevar ya 200 vueltas al polideportivo en el día de hoy pero es que tampoco hay otro lugar para correr. Es turno de Claudio. Pedalea de lado a lado. Delgaaado, delgado. Descalzo como siempre. Se deja llevar un poco por lo que hacen los demás. Es algo testarudo pero cuando tengo un birome
[1] en la mano, se vuelve un santo para conseguir que le pinte a él también. Y… “uno más!! Último, último!!”“Yoaanaaaaaaaa!!” grita Richard. “Qué eztaz haciendo?”, con su voz de bebe ceceando. Es tan pequeñito, ¡petiiiiso, petiso! Adorado por todos con su carita de ratón. ¡Tan travieso!. Le encanta dar abrazos, colgarse de ti y… “bezo, bezo!”. Llegó al hogar diciendo que se llamaba Antonio. No sabían de dónde había venido, no contaba nada o cada día se inventaba una historia diferente. Hace poco que ya han hablado con él en serio y le han dicho que si se quiere quedar tiene que ser un niño responsable, hacer lo que se le dice y estudiar. Ahora ya se queda a dormir en el hogar. Cuando alguno se va es una tentación porque allá fuera están los chicos de la Terminal, esnifando pegamento y a cada rato les llaman para que se vayan con ellos. La otra noche regresábamos al hogar y encontramos a un niño que había estado un tiempo en Don Bosco pero se había ido. Laura no le había vuelto a ver. Estaba con otros chicos, todos con bolsas amarillentas en sus manos. Laura fue a hablar con él para convencerle de que regresara. Él chico se enfadó, decía que cuando estuvo en el Hogar le habían robado sus cigarrillos. Estaba drogado por el pegamento y se le notaba violento. Los ojos les cambian completamente y se pierde esa dulzura infantil, esa ingenuidad… son ojos rojos de gato, ariscos, llenos de rabia y odio. El chico rompió una botella que tenía en el suelo y amenazó a Laura… Rolando que iba con nosotros agarró al chico por detrás y no pasó nada. Les dejaron ir y se fueron gritando en guaraní…
Pero el sábado aquí dentro es otro mundo. Se escucha ahora la radio a todo volumen desde la 3ª etapa. “El amor sobre toda diferencia social”. Es El Potro, creo que argentino, les encanta. Y yo adoro los sábados.
19:00horas
Hoy llamé a la ama. Sofi agarró el teléfono. No me contó nada. Hoy tenía ganas solamente de escuchar sus voces y de que me contaran muchas cosas para luego yo contar acá, como hago con sus cartas, les cuento las cosas que pasan en mi país, en mi casa, en mi familia y así ellos me cuentan sus historias. Pero la ama solo me habló del viaje que haremos juntos cuando lleguen. Y el viaje por aquí y viaje por allá… Claro, para ellos son…, bueno, sus vacaciones y… bueno, para mí… para mi también, pero… no puedo meterlo en mi corazón. No quiero… no tengo ganas. O al menos no la ilusión que debería tener. Además sé cómo será. Será como en Perú, yo no seré “una más”, una persona cualquiera integrada en la vida cotidiana, dentro de sus gentes, como acá. No será humilde el viaje (dentro de la humildad que tenemos nosotros), será turístico y me sentiré como una turista,… en un buen hotel, como quiere el aita. Y a mi… ¡¡a mi me encanta mi pequeña ducha!, me siento afortunada por tenerla!! Y adoro mi lagartija que siempre me da las buenas noches, y las telarañas que atrapan a los mosquitos para que no me piquen! Hasta las frías frazadas!! … y todo aquello que puede parecerles incómodo a todos aquellos que ya viven una vida acomodada. Pero para mi, es lo más lindo del mundo. Qué rico sabe cuando te regalan un trocito de chocolate. O el fantástico día de algún cumpleaños cuando nos sorprenden en la merienda con agua con leche en polvo y cacao, UUhhhmmmmm!!!. Todo resulta grande! Hasta los más pequeños detalles como ese. Y no quiero volver a lo cómodo. No, porque me gusta estar así y sentirme feliz con poco. O no preocuparme de lo que me falta porque… ¡no me falta nada!. Realmente no se necesita tanto para vivir… sólo alimentar el alma con amor… y eso es gratis.
La ama me dijo que saldrían el 16. Eso significa que el 18 estarán acá pero… no pudo entender mi sentimiento, y es raro, porque ella es la única persona en el mundo que siempre me comprende. Pero si me hubiere entendido… no me hubiera hablado tan duro!. No, … yo necesitaba escuchar de su boca las dulces palabras que leí esta mañana en su carta. Tan bonitas que lloré… y al escucharla ahora, se me arrugó el estómago y los pulmones conteniendo el llanto, … no… ¿Por qué?.... ni pude decirle “Gracias por la carta, me ayudó mucho”….
Ahora me parece que el 18 está a la vuelta de la esquina, al girar unos días…. ¡¡qué pronto!!
3 comentarios:
Qué de contrastes con nuestro modo de vida.
Qué miradas en esas imágenes.
Qué de historias tras cada foto.
Y qué pequeños, ingorantes y tranquilos vivimos aquí.
Se vive mejor sin sentir la realidad, ¿verdad?... Abrir los ojos es demasiado duro para seguir viviendo.
No... Cerrarlos también es duro. Ojalá las cosas dependiesen de un movimiento de los párpados ;)
Creo que quien no quiere ver,... da igual cómo tenga los ojos.
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